El origen de este tipo de terapia se pierde en la noche de los tiempos. En todos los puntos del planeta eran los chamanes que creían que nosotros los hombres estábamos vinculados con el espacio y el otro mundo, el oculto, a través de nuestro cuerpo. Así como el bumerang, el arco y la flecha y las lanzas surgieron al mismo tiempo en varios lugares de la tierra, sin ninguna explicación aparente. Un ejemplo claro es el Boomerang, hoy conocido y famoso por los indígenas australianos, sin embargo bien lejos de ese continente que está perdido en el medio del pacífico como Oceanía, en el norte africano encontramos que Egipto ya lo usaban sus soldados. De esta misma en dos continentes bien separados como China y África, surgió un tipo de acupuntura y quizás con la misma creencia. Ya que antiguamente se creía que los dolores y las enfermedades se debían a entidades, demonios, en costos o genios malos que estaban ocultos debajo de nuestra piel o de alguna parte interna del cuerpo. 

De esta manera los más osados, los que se animaban a más, comenzaron a usar pequeñas lanzas de madera, sobre los enfermos como si cazasen fieros animales. Los presionaban primero hasta agotarlos debajo de la piel, esas pequeñas lanzas tuvieron su evolución también, primero fueron lascas de piedra, luego astillas de madera y hueso y por último el metal, que cuando este fue descubierto se notaron los otros beneficios electromagnéticos que posee. Ya que la acupuntura china usa todos los campos eléctricos del cuerpo, mientras que el método Ankshu egipcio usa los campos electromagnéticos que están alrededor del mismo. 

A lo largo de miles de años cuando los sacerdotes-médicos dejaron de creer en los demonios, se dieron cuenta que, tocando determinados puntos del cuerpo seguían curando. Así llegaron a la teoría moderna, que es la de la regulación de la Energía. La Terapia Bioenergética del Método Ankshu a la que hacemos referencia, está basada en la circulación de una energía comparable a la eléctrica y por lo tanto electromagnética y comprende, como todo lo que existe en el Universo, de un polo positivo y un polo negativo. 

Esta Terapia, permite alcanzar la armonía natural que nuestro cuerpo necesita, ayudándolo a restablecerse, a través de uno de los medios mas naturales y saludables posibles: darles la oportunidad a las energías de nuestro organismo para que quemen los desechos de alimentos y alimentos acumulados que están obstruyendo y dificultando, todos los engranajes o estructuras del mismo. Por medio de esta terapia podemos lograr no solo una desintoxicación necesaria de nuestro organismo – cuando éste sufre por los excesos a que lo hemos sometido – sino además una cura del mismo cuando «padece» de fiebres, dolores, o agudos ataques de diversas enfermedades. En una palabra, podemos decir que un tratamiento de desintoxicación bien dirigido, es el puntapié inicial del proceso curativo por el que necesariamente debe atravesar nuestro organismo, para alcanzar la salud integral. 

Realmente hace más de 20 años que vengo ejerciendo este método de desintoxicación alrededor del mundo, sin ningún tipo de problemas con los pacientes, al contrario cada vez hay más ofrecimientos de nuevos espacios que quieren practicar esta técnica de purificación, que colateralmente beneficia de una manera increíble a las aquellas personas que tienen problemas con la alimentación, especialmente las que padecen de sobre peso. Los únicos inconvenientes que he tenido a lo largo de mi trabajo son los «profesionales» que opinan sobre lo que va a hacer «su enfermo». Realmente me he encontrado con pocos profesionales que estimulen a su paciente para que haga una desintoxicación como esta, pues siempre tiene todo el derecho a desconfiar, pero cuando uno desconfía lo mejor es monitorear a su paciente el como va y no desistimularlo a la salud, diciendo que eso le va a hacer peor. Les puedo asegurar que de los 2700 pacientes que ya han realizado el Método Ankshu conmigo ninguno ha tenido un solo problema, la pregunta que se desprende de esto es ¿por que tú los vas a tener? Hay una frase de Albert Einstein que siempre me gustó frente a este tipo de cuestionamientos que dice así: «es más fácil destruir el mundo entero con una sola bomba que un pequeño prejuicio». 

Con el Método Ankshu los hombres han llegado a adelgazar en solamente 10 días de 7 a 12 kilos y las mujeres de 5 a 9 kilos dependiendo de cada uno, sin ningún tipo de riesgo y repito, sin ningún tipo de riesgo. Lo ideal para este tipo de cuestionamientos es que uno se realice un análisis clínico antes de experimentar el Método Ankshu y que se haga uno inmediatamente después, para observar con sus propios ojos esto que ya viene demostrado de miles de años atrás. Recuerdo que una vez en Barcelona me llamó un paciente mientras hacía el tratamiento conmigo totalmente desconcertada, de cómo era posible que se sintiera bien, que iba cinco días de tratamiento y se sentía de maravillas, que seguramente algo andaba mal. Realmente uno siempre espera todo lo peor que si no surge, al final terminamos muchas veces creándolo, para que se confirmen nuestras sabias proyecciones, que no dejan de ser estúpidas proyecciones que nos condenan al fracaso. 

Hay veces que me sorprende cuando estoy en el consultorio, de cómo la gente se justifica para estar como está. Como si alguna de esas justificaciones fuera válida, es verdad que nosotros muchas veces somos productos de los entornos, ¿pero por qué tenemos que ser la porquería del entorno y no lo maravilloso que hay en él? ¿Cuál es la diferencia entre la porquería y lo bello del entorno? La respuesta es simple, somos nosotros, o somos bellos o somos porquería, por eso nosotros tenemos que elegír ser de ese entorno. Para estar bien requiere de mucho sacrificio, no crean en la suerte de los que están flacos, ellos también luchan por estar allí donde están y si tiene suerte mejor. Como aquel dicho que dice que uno nacen con estrellas y otros estrellados, y bueno, si a nosotros nos tocó nacer estrellados trabajaremos por nuestro éxito, pelearemos más, caminaremos más, pero tenemos el mismo derecho a ser feliz como ese que nació con estrellas. Porque si él no las cuida, también las pierde.